La belleza de sus fotografías se encuentra en la limpieza, la luz y la armonía. Su obra recrea paisajes atemporales mediante el retoque fotográfico digital que la artista utiliza para transmitir esa sensación de mutación del mundo en el que viviomos y que también nos recuerdan a paisajes oníricos.
Para Marsolier su obra es un producto de una larga y radical transición en su vida personal que afloró en un período de confusión emocial. Cómo estos períodos de confusión personal afectan a la percepción que tenemos del mundo y de nosotros omismo es lo que le resulta especialmente interesante.
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