Las pizarras se han vuelto un elemento indispensable en los bares, ya que es una forma sencilla de llamar la atención de los transeuntes y además no supone un gran inversión. Cuando la ilustradora americana Ollie Wolff Pruitt empezó a encargarse de la pizarra del bar de un amigo hace un año, no se imaginaba la repercursión que iba a tener. Queda claro que cualquiera puede coger una tiza o un rotulador y pintar pero lo indiscutible es que no todos obtienen este resultado tan genial:
Visto en La criatura creativa
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