lunes, 24 de octubre de 2016

El arte del terror para venderse, parte II

Continuamos el viaje por el lado oscuro del cine con otros trece pósters dignos de admirar. Puedes ver la primera parte aquí.

Nos hemos trasladado hasta la década de los años 50, en la que los monstruos clásicos, las historias de fantasmas y de magia negra van a competir en cartelera con otras donde la explicación científica y la amenaza del espacio exterior tendrán el protagonismo.


El Enigma de otro Mundo, 1951


Howard Hawks presenta La Cosa. Con este verdoso cartel se nos anunciaba esta obra que décadas más tarde sería ensombrecida por su remake. Si sus personajes muestran tanto miedo será por algo. Hay que verla.


Los Crímenes del Museo de Cera, 1953


Disfrute del terror en 3 Dimensiones. En este póster de House of Wax lo más importante no es que actores o de que trata la cinta (lo siento por el señor Vincent Price). Lo importante es que va a ser una experiencia totalmente terrorífica gracias a la tecnología Natural Vision 3 D. James Cameron no inventó nada, es más aquí tampoco se hacía, ya que la 3ª dimensión era un tema que se desarrollaba desde los mismo comienzos del cine.


La Humanidad en Peligro, 1954


¿Monstruos de ultratumba? No por favor, mejor unas gigantescas hormigas mutadas por la radiación atómica. ¿Por qué no? Es ciencia. Las maravillas de la ciencia atómica.

Impactante cartel con título más poderoso que los propios monstruos. Y qué me dicen de los señores que corren hacia nosotros. ¡Sálvese quien pueda!


El Experimento del Dr. Quatermass, 1955


El primer título fantástico de la maravillosa productora británica Hammer. ¿No les recuerda al cartel anterior?


Tarántula, 1955


¿Más insectos gigantes? No señor, estamos ante un arácnido gigante. Nada que ver. Empieza a ser hipnótico el ver tanta gente que corre despavorida.


La Invasión de los Ladrones de Cuerpos, 1956


Una gran historia de extraterrestres que quieren invadir la tierra. Sigue la estética de la época con gente corriendo, pero queda patente que en esta ocasión la amenaza es mucho más sibilina. La huella de una mano, mmm.


La Maldición de Frankenstein, 1957


Aquí llegan de nuevo los MONSTRUOS. Ahora reinterpretados por la Hammer, con Peter Cushing y Cristopher Lee. Con calificación X, ahí es nada. Magnifica esa mano de la criatura que se cierne sobre nosotros.


Drácula, 1958


Y aquí llega la primera entrega del VAMPIRO de la Hammer. Adults only! Insuperable el retrato de Christopeher Lee pensativo ante su indefensa víctima.


La Mosca, 1958


Hito de la ciencia ficción y del terror. El monstruo creado por los átomos. Nunca una rejilla blanca sobre una foto descolorida dio tan buen efecto.


Macabre, 1958


Dirigida por el ingenioso William Castle. ¿Qué más se puede pedir en un póster de horror que la palabra Macabre bien grande, una calavera y caras de mujer gritando? Pues hala. Por cierto muy interesante el aviso de que todo espectador está asegurado con 1000 dólares si muere de miedo durante el visionado del film. ¿Le tendrían que llegar a pagar a alguien?


La Masa Devoradora, 1958


Otro ataque que llega del espacio exterior, esta vez con una forma más extraña si cabe, es más sin ninguna forma. Si quereis conocer el póster orginal tendreis que buscarlo porque yo no me he podido negar a poner esta versión italiana. Espeluznante.


La Mansión de los Horrores, 1959


De nuevo con William Castle y protagonizada por Vincent Price. Increible la imagen de la mansión, que yo diría que no se parece en nada a la que vemos en el film. Bueno esos grabados sobre la puerta de entrada quizás. Y ya que digo esto tambien advierto que lo que nos están vendiendo no corresponde mucho con lo que vamos a ver. Pero una cosa no quita la otra. ¿Estamos ante un cartel sobrecogedor? Sí. ¿La película es entretenida e interesante? Si. 


Escalofrío, 1959


Y vamos a ir despidiéndonos un rato con otra de William Castle y Vincent Price, sí señor. Aquí vemos que más que anunciarse la película se anuncia el sistema: Percepto! Si ya os decía que el señor Castle era muy ingenioso. Nos asegura (es más nos garantiza) que el Tingler estará presente en la sala de cine y que nos darán instrucciones para salir sanos y salvos. Y lo más importante es que grites. Grita como un condenado si quieres seguir vivo. Lo interesante del asunto era que con la copia que se daba a cada sala de cine se entregaba un kit con unos motorcitos con baterías de coche que se colocaban debajo de algunos asientos para hacerlos vibrar. Eso o darte un chispazo, no sé yo. Todo para hacer de esta película la experiencia del año.   


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