viernes, 11 de enero de 2013

Toulouse-Lautrec

Todos los años cuelgo un calendario de la pared, pero me gusta variar la temática. Este año hemos elegido uno de Toulouse-Lautrec y he pensado hablaros un poco de él para aquellos que aún no lo conozcáis.



Henri de Toulouse-Lautrec nació el 24 de noviembre de 1864 en Albi, al sudoeste de Francia. La historia de su familia, los condes de Empire de Toulouse, es un pedazo largo de la historia de Francia, remontándose a tiempos de Carlomagno, en la Edad Media. Un dato importante del pintor era una enfermedad de crecimiento constitucional que le afligía.

Después de obtener en Toulouse el título de bachiller, Henri, ya irremisiblemente atraído por la pintura, hizo un viaje a París, donde un amigo de su padre, el pintor René Princeteau, al ver los primeros dibujos de Lautrec lo estimuló a proseguir en su afición y lo presentó a Léon Bonnat, un mediocre pintor que imitaba las obras de los maestros antiguos.

A finales de 1882 Bonnat cerró su estudio y Henri ingresó en el estudio de Ferdinand Cormon. Lautrec no hizo allí grandes progresos artísticos, pero aquel taller ofrecía la ventaja de estar situado en el corazón de Montmartre, barrio de los artistas en plena resurrección. Esta circunstacia fue determinante, ya que allí trabó amistad con diversos pintores, como Laval, Anquetin, Gauzin...

A lo largo de los años fue pasando por varios talleres y viviendo en lugares dispares de París. Así, halló un acceso fácil y rápido a la vida bohemia, que por otra parte se adaptaba perfectamente al ideal de su vida artística, que a su vez era una fuente inagotable de inspiración.

Era asiduo a los cabarets: Le chat noir, Moulin Rouge, Moulin de la Galette, Folies Bergère... La atmósfera de esos locales cobró para él mucha importancia, hasta el punto de dominar casi por completo sus actividades. Todo lo relacionado con este mundo, incluida la prostitución, constituyó uno de los principales temas en su obra.

Era una persona muy observadora, le atraían la gestualidad de los cantantes y comediantes y le gustaba ridiculizar la hipocresía de los poderosos, que rechazaban en voz alta los mismo vicios y ambientes que degustaban en privado.

Los dueños de los cabarets le pedían que dibujara carteles para promocionar sus espectáculos. Llegó a vender obras y fue reconocido, si bien su popularidad radicó en su ilustraciones para revistas y carteles publicitarios más que la pintura al óleo.

El alcoholismo y la sífilis deterioraron su salud, llegando a producirle ataques de parálisis en las piernas y en un costado. A pesar de sus problemas de salud, siguió pintando de forma firme y rápida. En 1899 lo internaron en un sanatorio mental, donde realizó una colección de pinturas sobre el circo.


En 1901 fue a la casa que su madre tenía en Burdeos, donde murió el 9 de septiembre postrado en su cama.

Para finalizar os muestro algunas de las imágenes más representativas del artista:










2 comentarios :

  1. En el diccionario al lado de la palabra Bohemio tendrian que poner Toulouse-Lautrec. ¡Vaya incluso acabo en un manicomio!

    El segundo dibujo me recuerda a la casa de los placeres de Gillian Darmody de Boardwalk Empire. Es el que mas ha llamado la atencion, aunque todos son preciosos.

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  2. La verdad es que le encantaban las 'casas de los placeres' y de hecho vivió en una durante una temporada

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