La obra de Hokusai en este período cubre toda la gama del arte ukiyo-e: tarjetas, surimono, libros ilustrados, ilustraciones de antologías de poemas, libros eróticos, pinturas a mano o libros de bocetos. Dentro de los temas tratados por Hokusai, en escasas ocaciones compitió con Utamaro, el mejor grabador de voluptuosas imágenes femeninas. Trató de abarcar una amplia gama de temas, especialemtne puso énfasis en la representación de paisajes y escenas históricas, en las que la figura humana desempeña un papel secundario. Alrededor del final del siglo introdujo en su estilo la técnica de la perspectiva y el colorido accidental.
A partir del siglo XIX Hokusai comenzó la ilustración del yomihon, un tipo de novelas históricas de alto nivel intelectual. Bajo su influencia, su estilo empezó a sufrir cambios importantes y claramente visibles entre 1806 y 1807. Su figura y su trabajo cada vez tenían un reconocimiento mayor, aunque perdió en delicadeza y tendió a prestar mayor atención a los temas clásicos tradicionales, especialmente la representación de samuráis, guerreros o temas chinos, y en este período empezó a alejarse del mundo de ukiyo-e.
Hokusai trabajó hasta el último día de su existencia. Era un artista enérgico que se levantaba temprano y pintaba hasta la noche. Ésta había sido su forma de actuar durante todo su larga y productiva vida, y fue también la de sus años finales. De los millares de libros y de impresiones de Hokusai, sus Treinta y seis vistas del Monte Fuji son particularmente notables. Publicada entre 1826 y 1833, esta famosa serie, que con los suplementos incluía un total de 46 impresiones a color, marcó un hito en la impresión japonesa de paisajes.
No hay comentarios :
Publicar un comentario