Atraído desde niño por el dibujo realizó trabajos de pintura decorativa en Moravia, principalmente para decorados teatrales. Se traslada a Viene en 1879 donde trabaja con una compañía de diseño teatral, ampliando de esta manera su educación artística, para regresar dos años más tarde a Moravia.
El conde Kart Khuen de Mikulov lo contrató para decorar con murales el castillo de Hrusovany Emmahof, quedando tan gratamente impresionado que acordó apadrinar el aprendizaje formal de Mucha en la Academia de Bellas Artes de Múnich.
Se muda a París en 1887 para continuar sus estudios en la Academia Julian y en la Academia Colarossi, produciendo ilustraciones para revistas y publicidad. Es en la capital francesa donde salto a la fama con el cartel de la obra Gismonda, protagonizado por la actriz Sarah Bernhardt en 1895. Fue tal la sensación que causó que Bernhardt ofreció de inmediato a Mucha un contrato de exclusividad por seis años. Hasta 1901, el pintor no sólo fue responsable de los carteles publicitarios, sino también de las escenografías y los vestuarios del Théâtre de la Renaissance, realizando obras como La Dame aux camélias, Lorenzaccio, La Samaritaine, Médée, Hamlet o Tosca.
Otra etapa fundamental del recorrido artístico de Mucha fueron los trabajos realizados por el joyero parisino Georges Fouquet basados en el artista.
Mucha frecuentemente introducían mujeres jóvenes, hermosas y saludables, flotando en atuendos vagamente neoclásicos, frecuentemente rodeadas de exuberantes flores las que a veces formaban halos detrás de sus cabezas. Este estilo fue imitado con frecuencia. De todos modos, Mucha intentó distanciarse de tal estilo a lo largo de su vida, insistiendo que más que adherir a cierto estilo en boga, sus pinturas se originaban en su propia inspiración. Declaró que pensaba que el arte existía para transmitir un mensaje espiritual y nada más; de allí su frustración por la fama que logró a través de un arte básicamente comercial.
Visitó Estados Unidos entre 1906 y 1910, volviendo a Europa para establecerse en Praga, donde decoró el Teatro de Bellas Artes así como otros lugares distintivos de la ciudad. Con motivo de la independencia de Checoslovaquia diseñó sellos, billetes y otros documentos para la nueva nación.
Pasó mucho asños trabajando en lo que consideró su obra maestra La Épica Eslava, una serie de enormes pinturas que describen la historia de los pueblos eslavos, que fueron donadas a la ciudad de Praga en 1928.
Al tiempo de su muerte, en 1939, el estilo de Mucha se considereba ya pasado de moda, pero el interés por su arte revivió en la década de los sesenta y continúa experimentando interés de manera periódica desde entonces.
Y para finalizar, algunas de sus obras más emblemáticas:
No hay comentarios :
Publicar un comentario