Me viene a mi memoria una pequeña anécdota que me contaba mi madre. Fue a una universidad a más de 600 km de distancia, y en aquella época no podía volver a su casa con la frecuencia que a ella le hubiera gustado, de tal manera que cuando llegaba diciembre veía más cercano su viaje. Que pongan anuncios de productos navideños semanas antes de la Navidad no es cosa de hace un par de años. Mi madre me explicaba que odiaba a muerte cierto anuncio de turrones cuyo slogan era "Vuelve a casa por Navidad". Le fastidiaba ver tanta estampa navideña con gente regresando a su hogar cuando le quedaba tanto tiempo para hacerlo ella misma. La espera se hacía cada vez más eterna, sobre todo por las clases, trabajos que terminar, algún que otro examen que hacer y horas y horas de estudio.
Unas décadas después, soy yo la que emprende ese viaje de vuelta a casa y curiosamente me toca recorrer una distancia similar. También es curioso que sea precisamente cuando veo un anuncio de esa marca de turrones tan odiada por mi madre la que me recuerde que tengo que comprar los billetes.
Aunque he evolucionado, en esencia sigo siendo la misma persona que era cuando aún vivía en "casa". Cuando pienso en volver siempre pienso en retomar algunas cosas que puede que haya dejado olvidadas. Mis gustos no han cambiado demasiado, simplemente han evolucionado. Y digan lo que digan siempre fui un angelito...
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