Fui avanzando cursos y estando ya en tercero me replantée de nuevo solicitar una beca Erasmus. Tenía pensado irme a algún país del norte de Europa, ya que aunque tenga sangre manchega tengo alma vikinga. Le di vueltas y vueltas y tomé la decisión de seguir lo que me quedaba de estudios en Madrid (donde estaba por aquel entonces).
La razón primordial y definitiva de mi decisión es muy sencilla: sabía que si me iba no volvería. Me cabreaba y cada día que pasa me cabrea más el sistema español, en el que prospera el que hace mejor la pelota y el que tiene el mejor enchufe. Vivir un año en un país en el que para llegar a ser alguien lo único que cuenta es tu trabajo, tu esfuerzo y tu talento para volver después a tu "casa" y descubrir que allí es sólo una quimera, es como vivir en un chiste de mal gusto continuamente.
Dicen que dentro de un año sólo habrá dos tipos de españoles: Españoles por el mundo y Callejeros. Llamadme rata, pero estoy pensando en abandonar el barco antes de que se hunda. Lo que si espero es que si el barco se hunde, se hunda con su capitán y su tripulación de confianza atados todos al mástil hasta lo más profundo del océano.
Para terminar os dejo una imagen que he visto hoy circulando por Twitter:
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